Kerala, el Estado Comunista que Lidera el Índice de Desarrollo Humano en India

El estado con más cristianos de la India es tan bien el más inclinado a la izquierda del país ,  analizamos sus éxitos y fracasos.

India es un país enorme, tan vasto que resulta más lógico referirse a él como un subcontinente, con más de 1,400 millones de habitantes en 2024. Hoy en día, una persona tiene 1 entre 5 posibilidades de nacer india. Esto destaca la inmensidad y diversidad de la India, lo que hace más lógico compararla con un continente entero que con un solo país.

En el ámbito político de la India, destacan figuras prominentes como el actual primer ministro, Narendra Modi, y figuras históricas como Nehru o Gandhi. Todos ellos, a pesar de sus diferencias políticas, tienen algo en común: todos practican la fe hindú, hablan hindi y nacieron en el norte de la India. Sin embargo, como hemos dicho, la India es tan diversa que en el sur, en el estado de Kerala —el lugar con más cristianos del sur de Asia—, el Partido Comunista Indio gobierna. Para muchos, el modelo de desarrollo de Kerala ha sido uno de los más exitosos entre finales del siglo XX y principios del XXI.

La gran división

Si bien la India puede dividirse de muchas maneras y es tan vasta que podrían hacerse cientos de divisiones, como ocurre en muchos otros países, existe una gran división geográfica fundamental para entenderla: la división norte-sur.

En el norte se habla hindi (entre otros idiomas), y en el sur, tamil (junto con otras lenguas). En el norte, el desarrollo económico es más fluctuante; en el sur, particularmente en Kerala, parece que ciertos índices, como el IDH, responden de mejor manera. En el norte, Modi arrasa; en el sur, el Congreso Nacional Indio y otros partidos de inclinación izquierdista tienen mayor aceptación.

¿Por qué se da esta situación? Bueno, hay tantos factores involucrados en esta división que sería difícil explicarlos en pocas palabras. Sin embargo, un aspecto fundamental es la historia, especialmente la conquista indoaria del norte de la India. En el siglo XIX, los lingüistas descubrieron que el sánscrito, la lengua sagrada de los Vedas, tiene la misma estructura sintáctica que la gran mayoría de lenguas europeas, lo que llevó al descubrimiento de un grupo troncal llamado “indoeuropeo”. Parece que este grupo se asentó más allá del valle del Indo en el segundo milenio a.C., posiblemente desplazando a la población local hacia el sur. Así, es posible que los habitantes del norte de la India tengan origen extranjero, aunque es difícil llamar “extranjeros” a aquellos que llevan viviendo en la misma tierra por más de 3,000 años. Sin embargo, esta no es la única división: durante el dominio británico, distintos territorios indios gozaron de diferentes niveles de autonomía. En 1956, tres de estos antiguos territorios principescos de habla malabar —Travancore, Cochin y Malabar— se unieron en el actual estado de Kerala.

El último bastión rojo

El cristianismo llegó a Kerala mucho antes de la conquista británica. Según la tradición local, el apóstol Tomás llevó el evangelio a la India en el primer siglo después de Cristo, y se dio la peculiar circunstancia de que, cuando llegaron los primeros misioneros europeos, ya existían comunidades cristianas milenarias en la región. Actualmente, el cristianismo en Kerala es minoritario, pero con un 18% de la población y casi 6 millones de fieles, representa una minoría importante. Según algunos analistas, la gran cantidad de población cristiana y musulmana ha dificultado históricamente la supervivencia del sistema tradicional de castas en la región, lo que ha favorecido la inclinación izquierdista de Kerala.

El Partido Comunista Indio gobierna Kerala desde 2021. No es la primera vez que lo hace, ya que ha ganado las elecciones en múltiples ocasiones, alternándose en el poder con el Congreso Nacional Indio. Es notable que la derecha nunca ha gobernado este estado. El trabajo sostenido de estas sucesivas administraciones, que oscilan entre la izquierda moderada y la más radical, ha tenido, para muchos, un resultado muy positivo en el desarrollo de la región, dando lugar a lo que muchos llaman el “modelo de Kerala”. Se pide implementar políticas de este tipo en otras partes del país y en otros países en vías de desarrollo.

Actualmente, Kerala tiene el IDH (Índice de Desarrollo Humano) más alto de la India, solo superado por Goa. El estado puntúa mejor que el promedio nacional en pobreza extrema, igualdad de género y alfabetización.

Gemma Cairó i Céspedes, en su reciente estudio, destaca el reconocimiento internacional que ha recibido el “modelo de Kerala”:

“A mediados de los años 1990, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo caracterizaba la experiencia de desarrollo humano del estado indio de Kerala como única en el mundo en desarrollo, calificando el modelo como uno de ‘desarrollo humano sostenible mediante la acción pública’). La consecución de altas cotas de desarrollo humano en la región en términos educativos y de salud en una India todavía caracterizada por un fuerte dualismo económico y social (…)”.

Esta autora también destaca la buena gestión de la pandemia por parte de este estado y cómo ha seguido mejorando en indicadores sociales a pesar del estancamiento económico. Ahora cabe preguntarse: si las políticas de este estado han sido tan exitosas, ¿por qué no votan al Partido Comunista o políticas similares en el resto de la India?

60 años de éxitos y fracasos

El refranero castellano dice que no es oro todo lo que reluce. En Occidente, el “modelo de Kerala” siempre ha tenido buena prensa, gracias a los expertos en desarrollo y cooperación, pero los indios tienen una perspectiva mucho más crítica de estas políticas.

El profesor K.P. Kannan, académico indio oriundo de Kerala y de reconocida tendencia progresista, critica contundentemente muchas de las políticas de su estado natal, calificándolas de “insostenibles”. En su artículo Kerala ‘Model’ of Development revisited: a sixty-year assessment of successes and failures, Kannan enumera varios de estos problemas, citando entre los principales:

– La dependencia del estado de las remesas enviadas por emigrantes, especialmente desde el Golfo Pérsico.

– La pérdida de sostenibilidad de los sectores industrial y agrario, que han cedido terreno frente al sector servicios, más precarizado y cada vez más dependiente del turismo.

– Un alto desempleo estructural que afecta de manera desproporcionada a la población femenina.

– Ineficiencia en servicios públicos e infraestructura, además de un creciente clientelismo.

Aunque Kannan defiende la intervención del estado en favor del desarrollo, critica fuertemente lo inviable de este sistema. Otro ejemplo de esta dificultad es que la edad de jubilación en el estado es actualmente de 57 años. Esto es posible gracias al bono demográfico que vive la India, pero se prevé que en las próximas décadas la transición demográfica cree problemas en este aspecto.

Parece que mucho de lo que vemos en Kerala es un espejismo, y que muchos de sus logros no derivan directamente de la aplicación de estas políticas, sino de las particulares condiciones históricas y demográficas de la región, lo que hace difícil exportar este modelo al resto del país. Solo el tiempo dirá si este gran experimento tiene continuidad y si los comunistas continúan en el poder, o si presenciaremos un nuevo fracaso socialista, como ocurrió en Bengala Occidental en los 2000, donde, desde que el candidato comunista perdió las elecciones, la derecha y el centro se han consolidado fuertemente en la región. Sin duda, observaremos esto con atención.

Citas y referencias 

i Céspedes, G. C. (2023). El modelo de Kerala 25 años después: lecciones en tiempos de Covid. REVESCO: revista de estudios cooperativos, (143), 61-70.

Kannan, K. P. (2023). Revisiting the Kerala ‘model’of development: a sixty-year assessment of successes and failures. The Indian Economic Journal71(1), 120-151.

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